domingo, 31 de mayo de 2009

Documento para la discusión II

A propósito he querido dejar pasar los días, a fin de que lo que comente respecto al episodio vivido el martes 26 de Mayo en la reunión plenaria del Consejo Regional, sea lo más desapasionada posible, no porque las pasiones sean malas por sí, sino más bien, para que la luz de la serenidad suavice la brusquedad del episodio.

Haciendo el juego del periodismo, obviaré la primera parte del Consejo cuando entre palabras emocionadas, un grupo de vecinos de una apartada localidad, nos agradecieron acompañarlos en el esfuerzo por mejorar su calidad de vida a través de la disposición de fondos suficientes para progresar, y cada Consejero se pudo sentir satisfecho que otra vez en el más modesto silencio, cumpliendo con nuestro deber, aceptábamos una buena propuesta de inversión del Intendente en beneficio de la gente.

Decía que obviaremos aquello para centrarnos en lo que ocurrió después. Un inusual contingente de periodistas abarrotaba la sala de reuniones invitados por la Seremi de Gobierno Sra. Analía Carvajal. La idea aparente era que, a pesar de no estar incluido el Fondo de los Medios en tabla, se provocara una presión al Intendente para que, a su vez este, llevara al CORE a pronunciarse sobre una materia que, de no mediar nuevos antecedentes, era imposible fuera admitida para aprobación o rechazo. Estamos hablando del mismo Fondo para los Medios que ya había zozobrado en un Plenario por causas que ya discutimos y expusimos en un artículo anterior –Documento para la discusión del 29 de Abril-, pero la intentona fue a todas luces desafortunada. Desafortunada porque la Seremi no cuidó en absoluto las formas y convirtió una cuestión de importancia para los medios, en una cuestión de competencias entre los dos componentes del Gobierno Regional.

Por distintas razones se pasaron a llevar algunas normas establecidas para la marcha coherente del Consejo Regional, en lo relativo a sus relaciones con el Presidente y facultades privativas. Así, los avisos no funcionaron y la prudencia fueron dejadas de lado, por la urgencia. Nada peor, pues cuanto más urgente es una materia más cuidado debe ponerse en su factura, en todos sus pasos.

Aún así, la discusión de ese día cuando ya había pasado por su fase más áspera, encontraba cauce en la propuesta de Don Héctor Valenzuela, de volver la propuesta a la Comisión respectiva a fin de analizar los supuestos nuevos antecedentes, lo que permitía augurar que el destino de esa vuelta bien podía permitir presumir que se revirtiera la anterior negativa al Fondo de los Medios. Pero la palabra siguió circulando y dio paso al exabrupto del Consejero Don Francisco Parraguez, quien quizás indignado por la jugada temeraria de la Seremi, de haber traído a los medios a la sala para hacer presión, terminó por tratarla infortunadamente en términos inadecuados.

Entonces, la respuesta sentida del Intendente, que no se dejó esperar, hubiera bastado para hacer caer el veto del resto de los Consejeros sobre la acusación de “metirosa” a la Seremi, por la desprolijidad en la forma. Pero en un exceso de caballerosidad o en una falta de sentido de la gravedad de la situación para las relaciones institucionales, se dejó replicar a la Sra. Analía Carvajal, quien superando su voz quebrada por la tensión, las emprendió contra el Secretario Ejecutivo a quien acusó de no haber entregado toda la información a los CORE, o sea no haber sido diligente y luego, le enrostró a los miembros del Consejo una supuesta falta de acuciosidad y estudio de las materias sometidas a su consideración, cerrando de paso cualquier posibilidad de volver a conversar sin las pasiones exaltadas del momento. Tratar de ignorantes a quienes han abierto la puerta a la posibilidad de revisar una solicitud, en virtud de tener antecedentes que permitan una solución favorable, estaba absolutamente de más.

Finalmente, el broche de oro corrió por cuenta de la Presidenta de Archi regional, quien no encontró mejor argumento para presionar una salida favorable a la discusión del Fondo para los Medios, que una supuesta cadena regional que ventilara la votación de unos y otros, dejando entrever una acción concertada para menoscabar la autoridad resolutiva del Consejo Regional. Craso error de forma y de fondo.

Algo a lo que se debe acostumbrar un sistema que consagra el pareo institucional, es a que una de las partes, legítimamente y con argumentos fundados, niegue a la otra una aprobación segura. Eso es parte del juego de las opciones. Jamás uno podría pretender que cada cosa que se someta a aprobación sea consentida, por muy buenos que sean los argumentos. La política está en las antípodas de la disciplina prusiana y estando referida a relaciones de Poder, cuestión delicada, las ideas, la empatía y la urgencia deben estar perfectamente dosificadas para llegar a buen puerto con alguna iniciativa.

Siendo el Gobierno Regional un organismo compuesto de dos entidades plenamente diferenciadas, a saber un Presidente y un Consejo, no es dable esperar absoluta conjunción en las propuestas y estas deben traer un componente atractivo para la negociación, como decíamos: ideas, empatía y urgencia. Una está referida a los contenidos de las propuestas, a su aspecto más racional; la otra está referida a las formas de cómo se presenta el elemento a negociar y finalmente la urgencia está referida a los tiempos y necesidad de resolver un problema con su aprobación, pero de ninguna manera uno de estos elementos actúa con prescindencia del otro. Lo ocurrido demostró que la urgencia, como en este caso, no pudo eclipsar a los otros dos componentes de la negociación.

Las formas son un elemento que este Consejo Regional no está dispuesto a transar y ya se ve que la actitud de la Seremi de Gobierno no será pasada por alto, toda vez que descuidó inexcusablemente el trato con nuestro Secretario Ejecutivo y con el propio CORE.

Esta característica del CORE de cuidar su independencia a la hora de votar un proyecto –independencia no política, sino respecto a los demandantes, sean el Presidente o los funcionarios- tiene múltiples factores, pero se ha querido graficar por algunos en la falta de experiencia de los componentes nuevos y que bien que así sea, pues cuando la política comienza a hacer suyas prácticas de rito, pierde fuerza y dinamismo y todo tiende a convertirse en trámite, algo que los Consejeros nuevos, a lo menos por ahora, no están dispuestos a tolerar.

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