domingo, 31 de diciembre de 2017
jueves, 21 de septiembre de 2017
viernes, 13 de enero de 2017
Pido permiso para hablar de política
Como
siempre suelo decir cuando hablo de "política": soy profesor, hijo de
obreros campesinos, marido, padre, vecino... y también político, esa categoría tan
a mal traer por culpa de algunos de nosotros que, luego, solo lloramos sobre la
leche derramada.
Olvidamos
que la política es la actividad de la gestión de la presión (esa que ejercen
los grupos organizados de la sociedad), que se orienta para llevar la actividad
pública a la defensa de intereses, que según la vereda en que se esté,
responderá a mayorías o a minorías. Como Radical yo me inscribo en esta
definición, agregando que tenemos compromiso de respetar siempre a quienes, por
lógica consecuencia, no representemos.
Nos motiva
la lucha diaria para avanzar hacia la solución de los problemas de la gente de
esfuerzo y trabajo que mueve una sociedad, sus familias, sus ideales, con sus
sueños y males, sin hacerles creer que, en la medida que mejoran las
condiciones de unos poquitos, chorreará para todos. Ahí está el motor de la
acción que promovemos los Radicales, ahí el motor de la lucha por el Poder que
resume todos los esfuerzos que se hacen en la esfera política.
Motivado
por las acciones en la esfera política el Pueblo es capaz de reconocer un
liderazgo que le responda, que sea capaz de renunciar a sus propias y privadas
labores y dedicar tiempo y esfuerzo a representar sus intereses. Eso es
lo que hoy va pasando con Alejandro Guillier, la gente común y corriente lo
identifica y honra con su confianza, la gente a la que aspiramos representar quiere
que asuma un liderazgo y el gesto político nuestro, ante esa evidencia, es
ayudar a consolidar el liderazgo que una parte de Chile demanda.
Pero con
pasmosa evidencia, vemos que ese "mundo político" con quienes
compartimos líneas gruesas de nuestros ideales, se empeña en descalificar a la
gente, señalándole que quién pueda cumplir su expectativa es populista, y no
contento con aquello, ningunea esa opción e intenta dinamitar su fortaleza, en
un juego de suma cero.
Uno
nunca aspiraría a representar todo el espectro político, ni menos a todos los
intereses que pugnan en una sociedad, pero sí aspiramos a que cada quien diga
honestamente y de frente qué intereses desea representar, y que cuando el Pueblo
reconoce un liderazgo que lo represente, cuando lo distingue, como ocurre hoy
con Alejandro Guillier, lo mínimo es forjar junto a la gente una alternativa y
es a eso a lo que invitamos a nuestros asociados en la Nueva Mayoría, a ser
capaces desde las regiones de dar una señal de responsabilidad y aprecio por el
sentir ciudadano, no seguir negándolo como una anomalía, a tener respeto por lo
que el Pueblo demanda de nosotros: responsabilidad política y menos egoísmo. Porque
estamos a tiempo para que no nos pase como cuando comenzamos a perder la
confianza de la gente, a punta de descalificaciones y garabatos en el Ansco de
Rancagua, porque hay que tener presente que después no sirve llorar sobre la
leche derramada.
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