Ya han pasado los análisis de las municipales y la Nueva
Mayoría de la región de O’Higgins aún no puede reunirse para trabajar. Esto lo
pienso mientras, como cada mañana, viajo por las carreteras cruzando
comunidades distintas y logro ver a los ojos a tanta gente trabajadora, a tanto
mayor con esperanzas, a tantos niños jugando.
Desde que comenzó este Gobierno nuestro, cada vez que hubo
una crisis, un problema que enfrentar o una situación delicada que discutir,
reunir a la Nueva Mayoría regional ha sido un esfuerzo sin resultados. Temores
y desconfianzas sobran.
Cada uno de los incumbentes tiene razones de sobra para
repudiar al otro seguramente, además cada partido político vive sus propias
procesiones internas, no obstante ello, la sola razón de ejercer el Gobierno
para la gente que, en un proceso democrático eligió (para toda, incluso la que
se abstiene de hacerlo), impone el deber de reunirse para hacer análisis, para
observar la realidad y desde la región levantar insumos e ideas que sirvan en
la práctica al fin superior de ejercer el Gobierno, con honestidad y
dedicación.
Pero en nuestra región ello no es posible porque percibo un
cierto temor a ver a los ojos al otro, escuchar una opinión, desmenuzar una
idea, repensar si estamos en política como quien trabaja para la Nasa, con
absoluta asepsia social, prescindiendo de la realidad o si estamos en el
Gobierno para defender y trabajar por un Chile que nos reclama.
En política no hay blancas palomas inmaculadas y
libres de cualquier falta, como en cualquier organización social. Todos somos
actores responsables, más o menos, de los males que aquejan a nuestro Gobierno
en particular y a Chile en general, pero por ello mismo, tenemos una tremenda
responsabilidad de ser consecuentes con el mandato de la gente, ser
consecuentes con aquello que alguna vez nos animó con mayor fuerza: ser leales
a quienes desean salir adelante con sus familias, a aquellos que son
postergados, abusados y olvidados, con quienes sueñan con oportunidades, no con
regalos, con las niñas y niños que merecen una mejor región, y que como cada
mañana, juegan a ser grandes, en una tierra donde los grandes parecen no querer
gobernarse.