viernes, 29 de enero de 2010

¿Qué esperar del gobierno de Piñera?

Minería
Ya que la propiedad de Codelco no puede sufrir variaciones radicales como las que pretende el grupo de poder instalado en La Moneda, sabemos que áreas específicas si serán objeto de botín, desregulando su comercio, dañando indefectiblemente el patrimonio nacional en aras de promover la ganancia de un conglomerado económico. Las ganancias principales las llevarán los extranjeros asociados con grupos nacionales de empresarios de alto rango.
En tal sentido, el litio parece ser hoy una presa atractiva para estos cazadores de fortuna, promoviendo desde ya la desregulación absoluta para su extracción. El sebo será que aumentando las cuotas de extracción el Estado podrá recaudar más impuestos, siendo que si no se alterara su propiedad, el Estado tendría para todos los chilenos la totalidad de los ingresos y no sólo una mínima parte que constituyen los impuestos al metal.

Trabajo
Lo que para la gente común y corriente constituye su único capital: la fuerza de trabajo, para el sector que ahora está en el gobierno el constituye un “mercado”, esto es que el trabajo es un bien transable sometido a las leyes económicas de la oferta y la demanda, en un marco de relaciones sin regulación, obviando que una parte participante de este mercado (los trabajadores) no tienen capacidad de moderar dicho mercado. La contraparte, los patronos, mantienen amplias prerrogativas para establecer las condiciones más ventajosas en la negociación de tarifas y condiciones generales de empleo.
Esta ha sido una meta largamente acariciada por la Derecha y ahora se verá con fuerza mediante una serie de acciones administrativas, cómo se desprotege a amplios sectores ciudadanos a favor de las mayores ganancias de las empresas, por la vía más fácil y menos imaginativa que es el manejo a ultranza de la variable “remuneración”.

Empresa
Otro de los aspectos que los conservadores transformarán a toda costa es una nueva legislación para la empresa. Este sector de poder y presión pide para si condiciones más ventajosas que las que tiene actualmente. Es un requerimiento el que se les permita “disolver” más fácilmente sus sociedades, declaraciones de quiebra menos engorrosas y más ventajosas que impliquen bajar los gastos sociales inherentes al fin de una fuente laboral.

Educación
La educación es un caballo de batalla de proporciones en el mundo empresarial. Los conservadores han abogado por un proceso de privatización sistemático y sostenido en el tiempo, como única panacea para “revertir los males de la educación pública”.
En este aspecto las verdades a medias terminan por convertirse en dogmas a la manera que tiene la Derecha de entender el mundo.
Se procederá sin muchos tapujos a acelerar un deterioro de la educación pública que obligue al Colegio de Profesores a aceptar la “compra” del Estatuto Docente.
La fórmula, que la Derecha más furibunda tendrá, será el ofrecimiento de proceder al fin del Estatuto a partir de una fecha que no exponga los derechos de los actuales docentes, pero que sí afecte a quienes se integren a la labor. Ello se llevará a efecto con el pago de un “bono” que selle la transacción y que asegure el fin de las condiciones laborales del profesorado.

Protección social
Un caballo de batalla de la Derecha conservadora es asegurar por la vía administrativa al empresariado (su expresión práctica) una rebaja sustancial a la norma que existe para reconvertir una parte de sus ganancias personales en beneficio para todos los chilenos, como principio de equidad. Esa vía son los impuestos y el gobierno de Derecha hará todo lo que esté a su alcance para rebajarlos. Pero una rebaja de los impuestos afectará claro, la disponibilidad de recursos para programas sociales. Esto significa que el gobierno de la Derecha conservadora terminará, bajo las banderas de la eficiencia, con una serie de programas sociales que daban sustento a una política consiste de reducción de la pobreza.
Por consiguiente veremos en los próximos meses cambios silenciosos a las bases de cálculo para una serie de indicadores sociales, a fin de acomodarlos y dar la impresión estadística de normalidad, ocultando el debilitamiento de las redes de asistencia social que han permitido mejorar las condiciones de vida de amplios sectores de la población.

Pensiones
La tendencia internacional sobre la ampliación de la expectativa de vida empuja a los gobiernos a establecer umbrales de jubilación más allá de los actuales.
En Chile bajo presión de los grupos empresariales ligados a los mercados previsionales, se modificó en parte la edad para jubilar, impulsando los 65 años como adecuado en torno a las pensiones asistenciales, así las mujeres vieron pasar su umbral desde los 60 años a los 65 sin intermedios.
Decía que la tendencia es a retrasar la edad de jubilar y lo más probable es que Chile retrase a 67 años la edad de jubilar parejo para hombres y mujeres.
Otra tendencia que estimamos impulsará el gobierno de la Derecha será aumentar gradualmente el porcentaje de cotización hasta llegar en torno al 13% del sueldo bruto.

Medioambiente
La construcción de Hidroaysén estuvo en el ojo del huracán durante casi toda la administración Bachelet, ocultando el lado más oscuro de una política energética-medioambiental mucho más turbia.
Durante estos años se aprobaron más plantas termoeléctricas al amparo de las costosas campañas en torno al proyecto en Aysén, tanto a favor como en contra.
Durante la administración de la Derecha podremos ver luz verde para el mega proyecto de los Matte en el sur, allanado por lo que se llamará una política medioambiental pragmática, que no se hará eco de la demanda de conservación y cuidado de la naturaleza cuando los intereses de los inversionistas estén en juego.
Bajo esta administración veremos perderse indefectiblemente el paisaje aysenino para siempre.

lunes, 18 de enero de 2010

El 18 de Enero de Piñera

Comenzaré estas líneas con una confesión: no había escrito absolutamente nada, ni para la victoria, ni para la derrota, pues había estado haciendo campaña después de nuestra derrota en el 33 y el 34. Claro que en las poblaciones se hacía sentir el descontento y el deslumbramiento por esta Alianza remozada, llena de color y “alegría triunfalista”, se hacía sentir esa diferencia con la campaña concertacionista, gris, de números, desde el poder, de remembranzas y cuentas que reprochaban a la ciudadanía una cierta falta de gratitud.

Esta mañana revisaba la prensa y sólo un medio agrupó las opiniones de insignes concertacionistas respecto de por qué perdimos la elección.

Algunos por la vaguedad no merecen comentarios, pero me quedo con dos ejemplos, con dos discursos que considero rescatables por lo que presento:

Andrés Zaldívar le echa la culpa a que nos contaminamos de “proyectos personales”, feroz diagnóstico pero con cero vocación de autocrítica. Si la Democracia Cristiana no estuvo dispuesta a cejar en una candidatura propia, si obligó al PS a cerrar cualquier expresión distinta de la oficial, entonces los proyectos personales son una manifestación de una lógica que la democracia repudia: la cuota burda de cúpula, de espaldas a la gente. Lo uno no ocurre sin lo otro, como una tautología propia de las malas prácticas administrativas en política, que yo llamo el entropismo de cúpula, un mal que se engendra en el ejercicio del poder.

Continúo con lo dicho por Walker -y de hecho creo que el más lúcido ha sido Ignacio Walker- el recientemente electo Senador Demócrata Cristiano, quien apuntó a que nuestra derrota se debe en parte a varios procesos, partiendo por una “oligarquización” en la Concertación , ese síndrome que nace del olvido y la comodidad del poder y al que paradojalmente hace alusión en su columna de hoy el periodista Ascanio Cavallo.

En segundo lugar Walker diagnostica certeramente un “debilitamiento en el nivel de las convicciones” frase que no hace si no esconder ese poco cariño a la gente, ese poco apego a los ciudadanos, a los niños de escuela pública, a los viejos de campo, que nosotros veíamos en nuestros “funcionarios públicos de jerarquía”, quienes habían entrado al panteón brillante de la “clase alta” chilena (o en jerga de los técnicos, la de los dos quintiles más acomodados), por la vía más equivocada y las más simplona: la administración del Estado. Allí las “convicciones”, esa atalaya que nos hacía diferentes de la Derecha , se desvaneció en muchos casos.

Y de allí Walker deviene en el tercer proceso que auguraba nuestra derrota: una “dificultad para representar” que tenía ya la Concertación , un síntoma que se construye en la desafección por la gente, en la falta de compromiso en el trabajo bien hecho, un aura de “autoridad” por sobre los votantes que no entendían que era más importante lo que la administración del Estado imponía, votantes que no entendían que la política es un juego serio ejercido con rigurosidad de abogado por quienes “saben”. Entonces una parte de la Concertación (la más visible y con más poder) fue haciendo difícil la representación.

En fin, nada me preocuparía e incluso aplaudiría lo señalado por Walker, si él no perteneciera a una casta DC que preocupa, pues declaró hace algunos días que ellos tenían total disposición para entenderse con Piñera basado en una convergencia natural de los mundos de “Centro”, zanjando el problema de la diferencia irreductible entre el proyecto político de la Derecha y el de la Concertación.
Quizás Walker ya no ve diferencias, ya nos las encuentra, como si no existieran... quizás Walker da en el clavo, pero me reúso a que sea cierto.