miércoles, 29 de abril de 2009

Documento para la discusión


A partir de la votación en el Consejo Regional de las Bases del Fondo para los Medios de Comunicación Social, se abre un espacio para la reflexión sobre materias tales como descentralización, participación efectiva y participación ciudadana.

Con las Bases tipo a la vista la Comisión de Desarrollo Social se dio a la tarea de modificarlas en los aspectos que razonó como necesarios de mejorar. Así, llegado a las cuotas de participación, que consideran representantes de Secretarías Regionales Ministeriales, Gobierno Regional, Consejo Regional y gremios de la prensa y la difusión, la Comisión estuvo de acuerdo, previa discusión, en modificar esa representación y promover el aumento en dos delegados más, dos CORE más: en la lógica de uno por provincia. Pero nos hacen presente que ello no es posible y las modificaciones a las Bases del concurso sólo pueden ir en otros sentidos. La clave estaba en un Reglamento que no se tenía a la vista.

Hasta aquí teníamos un Fondo exiguo en manos de un grupo de representantes regionales variopinto, donde criterios previamente establecidos asignarán puntajes a las iniciativas que concursen y a las mejores –según esos criterios- se les concede un monto de dinero que financia la idea. Todo bien. Pero cabía la pregunta de cómo es que el CORE puede modificar las Bases, sin modificar aspectos esenciales de ellas.

Entonces había que dilucidar quién o qué hacía imposible la modificación de las Bases en algunas materias en las que el Consejo Regional estaba de acuerdo en modificar. Y esta discusión era importante, absolutamente importante, porque si ello era imposible por simple previsión de un funcionario público, la cosa es grave y bien vale una discusión acalorada, e incluso un rotundo rechazo que obligue a replantear las cosas. Pero no, pues sucede que la imposibilidad radicaba en el Reglamento de la Ley que crea el Fondo para los Medios y entonces se abren dos caminos:

Como lo propuso uno de los colegas: rechazar para hacerle presente a la autoridad central que este ejercicio no era ni descentralizador, ni digno de esfuerzo, por la forma y el fondo.

Y el segundo camino era hacernos cargo de la limitante y aprovechar los elementos en que tuviésemos ingerencia para mejorar las Bases en cuestión y terminar por proponer un documento que sirviera al fin último de este Fondo Concursable: ir en apoyo de las buenas ideas que surgen de los medios de comunicación social regional y que no siempre tienen financiamiento.

Se adoptó la primera opción de manera democrática y lo respeto como ejercicio soberano del Consejo Regional, pero creo que es menester observar que con ello no aportamos nada.

No podemos cerrar el concepto de Descentralización a la representación del Consejo Regional. La descentralización también tiene que ver con la inclusión en las decisiones, esta vez de unos pocos pero significativos recursos, de más actores regionales, pero no de un solo grupo. Y con la votación de rechazo hemos obligado a que el nivel central prescinda del CORE en esta oportunidad, dando al tacho de la basura con un proceso que va más allá de la participación del propio Consejo.

La participación de actores regionales en la Comisión, también es una muestra palpable de la descentralización necesaria en muchas decisiones.

La “pataleta” de ayer tiene un componente político distinto de lo que hemos comentado, pues afloró como molestia por no concentrar el poder de decidir sobre cuestiones que, a la luz de los argumentos, no parecieron baladíes. Fue por no contar con cuotas de poder superiores a los otros actores regionales que participarían en el concurso.

Cuando una autoridad por sí estableciera limitantes al ejercicio de decisión de los Consejeros Regionales yo estoy dispuesto a debatir para generar un cambio de actitud y si ello no se logra, incluso estoy dispuesto a cerrar la puerta para defender cabalmente nuestras prerrogativas, motivando un cambio a la fuerza. Pero esta no fue la ocasión.

Haber rechazado la posibilidad de que las Bases fueran enriquecidas en aquellos tópicos en que la potestad del Consejo nos lo permitía, es un despropósito, pues con esa lógica nos tendremos que restar a toda iniciativa, en que por Ley esté limitada la acción del Consejo Regional (Que no nos engañemos, son todas, con más o con menos ingredientes) y así no se resuelve la Descentralización.

No debemos confundir Descentralización sólo con poder total para el CORE, por mucho ímpetu que tengamos, o nos convertiremos en los entes centralizados de la región. La descentralización tiene que ver con delegar poder a todos los actores regionales, en las materias y las dimensiones que esa delegación no interfieran con la operatividad del Estado, en cuyo caso son los chilenos quienes resentirían las acciones de una suerte de pulpo que no controla sus tentáculos por tocarlo todo.

Cambiar el paradigma de PODER está en el centro de la discusión de la Descentralización, comprendiendo que cuanto más inclusivo menos se desgasta; sino más bien se extiende y se hace mucho más flexible y fuerte, ante las lógicas centralistas de unos y otros.

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