lunes, 6 de abril de 2009

Política Agroalimentaria Regional


El día de hoy lunes 06 de Abril tuvimos la oportunidad de participar del segundo encuentro de Política Agroalimentaria para la Región de O’Higgins, cuya primera reunión fue el viernes 27 de Marzo.

La definición de una política agroalimentaria regional constituye una oportunidad excelente para discutir aquellos temas relacionados con el lema: “Chile, potencia agroalimentaria” cuya fuente son los lineamientos programáticos para el Ministerio de Agricultura de su Excelencia la Presidenta de la República.

Un grupo heterogéneo de participantes ha ido dando luces sobre un trabajo liderado por Corfo, en que se pretende dotar a la región de una política agroalimentaria que sirva de base a iniciativas y esfuerzos por conseguir posicionarnos como productores de primer nivel.

Pero sin un análisis detallado al respecto, esto es sólo declaración y de allí a ser un nuevo esfuerzo vacío de discusión por la discusión no hay más que un paso. Pero el grupo de participantes, donde existen actores que han sido convocados varias veces para hacer este ejercicio intelectual u otros similares a lo menos, se ha propuesto una vez más trabajar para ayudar a dotar de este instrumento dinamizador a nuestra región. El aporte de los privados, los pequeños productores, la consultora, los jefes o delegados de servicios del Estado, en fin, de cada uno de los participantes, ha develado que hay una preocupación central en torno a este tema y un diagnóstico acabado sobre los enfoques que dicha política debe tener.

En esta oportunidad se realizó la conversación de por qué definir una política agroalimentaria y su sentido en una región cuyo PIB está representado en un alto porcentaje por la producción minera. La explicación tiene que ver con el quehacer mayoritario de nuestros habitantes, centrando la discusión en un “recurso” mucho más valioso que los minerales: los hombres y mujeres de O’Higgins, quienes demandan tanto cualificación, como condiciones reales para un trabajo decente.

En la jornada, respecto al problema para convertir a la región en una potencia agroalimentaria, surgieron varias visiones con matices en torno a una definición propuesta que, inteligentemente abordada, terminó por sobrepasar lo obvio.

El problema del volumen en la producción agrícola dio paso al problema de la rentabilidad y por su parte, el problema de la calidad sola, dio paso al cuestionamiento de las bases de una producción sustentable en sus aspectos más amplios, donde las consideraciones ambientales se vieron enriquecidas por el establecimiento en la piso de la política agroalimentaria – a lo menos en este momento- de la urgencia de resolver la cuestión de la saturación por contaminación de vastas zonas de la región, amén del gravísimo problema de la calidad del agua, la deficiencia en la infraestructura sanitaria y la preservación del patrimonio fito y zoosanitario.

Nuestra comisión persistirá en este interesante trabajo, propiciado para dotar a O’Higgins de un horizonte claro con miras a convertirnos en una potencia agroalimentaria, política cuyo centro son definitivamente las personas.

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