Ser oposición: una reflexión a propósito de la Intendenta de Bío Bío

El contexto de estas líneas son las numerosas páginas que han gastado los medios escritos respecto al bochornoso episodio que la Intendenta de Bío Bío protagonizó durante una reunión con pobladores de Concepción, y que ha sido agravado por una cantidad notable de explicaciones que, como nunca, más han agravado la falta.

Es extraño que la UDI, un partido que en general ha enarbolado las banderas de una ética pública a toda prueba, una adhesión estricta a la excelencia y un decido reproche a las chambonadas en política (quizás lo más distintivo del sello Guzmán), hoy se esfuerce por hacer calzar una serie de elementos que por sí solos no calzan y que entonces develan una impostura circunstancial, que refrenda nuestras sospechas respecto a la poca sustancia de su discurso público.

Así, la reprochable manipulación de las esperanzas de un grupo de pobladores, se disfraza de error involuntario. Un discurso claro en torno a una falsificación de hechos, ahora es remitido a la inexistencia de un puñado de subsidios y la necesidad de la comunicación coloquial con las masas. La actitud de principiante, por la desprolijidad del acto, se contrarresta con el sólo hecho de ser Intendenta de la región de Bío Bío. Y la manifiesta intención de torcer la norma, se traduce como necesidad de hacer el bien.

Como militante del Partido Radical, no me anima emparejar la cancha respecto a capítulos que pueden ser parecidos y que se ejecutaron durante el tiempo de nuestra administración, si no sólo recordarle a la UDI que se es amo del silencio y esclavo de las palabras, y que andar por la vida política pontificando sólo hace que este tipo de aberraciones, como la protagonizada por Van Rysselberghe, sean impresentables a todo evento y que entonces, necesiten ser denunciadas con fuerza como doble estándar, cómo verdadero ejemplo de “poca ética política”, respondiendo la afirmación del Diputado Macaya en El Mercurio de este miércoles, pues la poca ética es haber MENTIDO derechamente, la poca ética es andar tapándose irregularidades, justificando lo mismo que se ha criticado mil veces, y para eso no está nuestra opción como oposición.