lunes, 8 de octubre de 2018

Farrearse una oportunidad



El año 2010 leí un informe esclarecedor sobre gestión de cuencas hídricas, del eminente investigador chileno Axel Dourojeanni, donde convocaba al mundo político nacional a repensar la forma de gestionar el agua en Chile. Ponía acento en varias experiencias latinoamericanas, destacando la mexicana por sobre todas. Señalaba el experto que en el desarrollo de los órganos de gestión de cuenca, la experiencia mejor documentada y que incluso se iba traduciendo en sendas reformas legales en beneficio de la mejor gestión del recurso, era la del complejo Lerma-Chapala en el México central.

Fue así como me puse en contacto con nuestra embajada en México y gestioné una agenda agotadora que abordó los temas del agua, el desarrollo turístico, la gestión de puertos secos, rutas turísticas temáticas y producción de flores de lujo bajo plástico. Todas materias que se revelaron como auspiciosas para nuestra región: en desarrollo turístico aprenderíamos de la real competencia de un Estado para llevar su PIB en turismo desde un escuálido 1% al 12% en 10 años; conocimos la gestión de un puerto seco con miras a las oportunidades para la industria logística que ofrece la construcción del Paso Las Leñas; conocimos el modelo de construcción de la ruta temática del tequila, con la inversión que requirió y finalmente, sobre producción y mercado de las flores de lujo bajo plástico, como alternativa productiva innovadora para el mercado chileno. Pero la guinda de la torta fue nuestro acercamiento a ConAgua, la poderosa Comisión Nacional del Agua de México, con quienes logramos entrevistarnos en la perspectiva de un viaje de ida y vuelta que permitiera que la región de O’Higgins liderara en gestión de cuencas, asociada a una organización con prestigio internacional.

Para tristeza nuestra, ninguna de estas iniciativas llegó a destino, por falta de interés del ejecutivo regional.

Traigo a colación esta experiencia para poner acento en dos cuestiones que me parecen fundamentales: una para reivindicar la potestad que nos asiste al Consejo Regional para levantar los temas y dinámicas que sirvan al desarrollo de la región y/o la ilustración de sus cuadros dirigentes, de cara a una mejor gestión; y por otra, para recordar que fue ese el punta pie inicial de la fundación del Centro del Agua junto a la Universidad de Concepción.

Este centro siempre estuvo orientado a ser entregado a la futura Universidad regional, sin costo y en pleno beneficio de la comunidad. Hace poco hice llegar por el wasap del Core, en qué está el equipo de ese centro que más tarde postuló a un financiamiento internacional que los puso entre los centros de investigación más importantes de América. Pues ahora están trabajando muy fuerte en la región del Bío Bío en proyectos de desalinización, gestión de aguas grises y saneamiento básico para comunidades pobres. Valga señalar que el proyecto de desalinización que están patentando reduce a un tercio los costos del proceso convencional, lo que podría gatillar un acceso a agua para uso industrial sin precedente en Chile.

Hoy debemos conformamos con ver por la televisión los logros de un equipo que nosotros nos hemos farreado por incompetencia política, ya que ningún Intendente ha apoyado esta gestión del Core, como tantas otras buenas ideas.

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