jueves, 7 de abril de 2011

Estrategias Regionales de Innovación

En medio de malas noticias y otras “reguleques”, en la región de O’Higgins se está llevando adelante un proceso que, a pesar de lo tremendamente significativo, pasa inadvertido como casi todo lo que verdaderamente importa.

Desde la administración anterior se comenzó a gestar entre la Subsecretaría de Desarrollo Regional (SUBDERE) y la Unión Europea (UE) un proyecto de proporciones que promete dar un impulso crucial a nuestro país, se trata de la elaboración de Estrategias Regionales de Innovación (RIS por su sigla en inglés), que en un primer momento consultaba la participación de sólo tres regiones de Chile y que ahora considera a siete. La última en acceder y que ahora va adelantada es la nuestra, O’Higgins.


Las RIS son una política validada desde el viejo mundo y con amplia difusión en varios países que han visto mejorar sus condiciones de competitividad mediante la planificación sistemática de la política de innovación y, claro está, la aplicación y puesta en marcha sin vacilación de dichas estrategias.


Japón lleva cuarenta años en eso, Europa poco más de veinte y en América Latina poco a poco se instala el modelo. Nuestros Partners en este camino son esencialmente especialistas vascos quienes han desarrollado, no sin contratiempos, una estrategia regional de innovación que no sólo les ha permitido sortear la tan pegajosa crisis europea, si no que también les ha valido ser líderes en nichos de mercado que demandan calidad y especialización.


En términos sencillos (y hago el ejercicio porque de un tiempo a esta parte la “innovación” es más un rezo que una realidad) se trata de observar la realidad de la productividad, diagnosticarla con rigor en trabajo de campo con los sujetos de la innovación que son los emprendedores, las empresas (ojo: de distinto tamaño) que innovan, y a partir de ello, desencadenar ciclos virtuosos que empujen la competitividad de manera racional y sostenida. Un proceso que implica comprender que aumentar la productividad, y por consiguiente los ingresos, no es sólo cuestión de volumen, si no que es también cuestión de calidad a partir de la práctica de la innovación, mejorando procesos, productos, empaques, materiales, en fin, cuestiones que sólo hacen las personas!.


Cuando el mercado no puede, cuando la mano invisible se hace completamente inútil, la planificación y la acción meticulosa del Estado para encender la mecha, lo convierten en un aliado insuperable para dar saltos cualitativos, un desafío que aunque con ayuda y todo, sólo corresponde a los emprendedores de verdad.

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