sábado, 10 de julio de 2010

El agua: los jóvenes la ven como un derecho.

Días atrás fui invitado como Consejero Regional para participar de una multitudinaria reunión con la comunidad de Pataguas en la comuna de Pichidegua, donde jóvenes profesionales, hijos de los parceleros y trabajadores del sector, expondrían sobre un preocupante pre-proyecto de instalación de una termoeléctrica en un área que el plano regulador de la comuna de Pichidegua ha destinado para la instalación de agroindustria.


El lugar es cruzado por la ruta H-886 que une la H-76 con la Carretera de la Fruta y se caracteriza por el verdor permanente producto de una actividad agrícola intensiva que ha permitido el asentamiento antiquísimo de personas, convirtiéndose en un polo de desarrollo para la comuna.



El proyecto en cuestión está presentado como “verde”, esto es: generación termoeléctrica mediante la quema de biomasa, lo que a priori lo aparta de la más tradicional de las termoeléctricas que funcionan por quema de hidrocarburos.



No obstante, a poco andar se develan algunas prácticas y esquemas que llaman la atención y que intentaremos exponer brevemente.



El contrato de arriendo con compromiso de compra fue suscrito por una sociedad anónima forestal, la que en el terreno realizó prospección de agua, instalando dos pozos profundos a lo menos.



El preproyecto es presentado por dos profesionales que no aclararon cómo conseguirán los recursos para la construcción de unas instalaciones de por si costosas. Esto, que puede parecer un verdadero atentado al emprendimiento, no es un dato menor, por cuanto hizo sospechar a la comunidad que tras este preproyecto se oculta un actor mucho más poderoso y que aparentemente no desea “aparecer”.


Los cabos sueltos suman y siguen.



La biomasa que será consumida para la generación es una mezcla de chips de madera y estiércol de pollo. O sea, es un excelente proyecto que ayuda a disminuir el gran problema de los productores de ave, que es la disposición final del guano que genera la industria y que está instalada con profusión en las cercanías.



Entonces, Eureka!



Sucede que el proyecto beneficia directamente a la industria productora de pollos que podrá dar un uso distinto al guano de pollo, obteniendo ganancias por un “producto” que sólo genera costos. Pero seamos francos, entre seguir acumulando estiércol en la región, con la consabida explosión de vectores en la zona, como la mosca que es la más notoria por lejos, este sería más que un proyecto, una buena noticia, entonces ¿Qué hace temer a los habitantes de Pataguas y obliga a que el proyecto se camufle con una sociedad forestal?



Ni más ni menos que dos cuestiones absolutamente potentes:



1.- El estado de saturación por contaminación que flagela el valle y que se vería incrementado por la termoeléctrica, en especial al tener que reconvertirse a hidrocarburos ante un escenario posible de escasez de biomasa y



2.- La termoeléctrica usaría más del doble del agua que hoy se destina al consumo de la población, con el consiguiente impacto en la napa y la disponibilidad de agua PARA CONSUMO HUMANO en el mediano plazo.



Otra vez un proyecto que no es parte de la Estrategia de Desarrollo Regional y que precariza la disponibilidad del vital elemento, un tema de suyo sensible, pretende entrar por puertas pequeñas abiertas con maña, pero que esta vez ha generado bastante ruido en una comunidad que ve con orgullo a los más jóvenes organizarse para la defensa de algo que, como en muchos países del mundo, debería ser un Derecho Humano consagrado en la Constitución: el AGUA. Esto ha sido promovido con fuerza por nuestro Partido Radical y nos hemos hecho cargo de ello en la gestión de la Comisión de Fomento Productivo, procurando marcar la agenda de la región en esta materia.

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